miércoles, 23 de noviembre de 2011

Troya, el antes y el después de un mito



Troya es uno de los lugares arqueológicos más famosos del mundo. Con una historia de cuatro mil años de antigüedad, no es de extrañar que la ciudad sea uno de los Patrimonios de la Humanidad en Turquía. Situada al noroeste del país, se halla a unos 30 kilómetros al suroeste de los Dardanelos, a unas cinco horas en coche de Estambul.


Se pensaba que la ciudad que ellos habían llamado Illion se hallaba en el mismo lugar en el que se dio laGuerra de Troya. En 1500, Troya había sido una vez más abandonada y casi olvidada, hasta que el rico explorador germano-americanos Heinrich Schliemann se presentó en la ciudad en 1868, buscando el legendario tesoro del rey Príamo.


Schliemann logró obtener el permiso del gobierno turco para una excavación arqueológica. A pesar de descubrir durante sus excavaciones cuatro ciudades antiguas, también hay que decir que destruyó otras en sus trabajos. Schliemann encontró piezas de oro y de otros materiales, el que creía que era el Tesoro del rey Príamo, aunque más tarde se desveló que no era así. Actualmente, este tesoro se halla en el Museo Pushkin de Moscú.





Tras la muerte de Schliemann, su ayudante, Wilhelm Doerpfeld, trabajó en Troya, y fue él quien identificó las nueve capas de la ciudad, etiquetadas con el sistema numérico romano que aún hoy se usa. Sería más tarde cuando, el arqueólogo norteamericano, Carl Blegen, determinara que aquella era la ciudad donde tuvo lugar la célebre Guerra de Troya.
Troya sigue siendo hoy descubierta, encontrándose muchas cosas interesantes, incluyendo un cementerio micénico al sur de Troya, lugar al que llegaron los griegos tras invadir la ciudad. Aún hoy los estudiosos siguen cavilando si era este o no el lugar en el que se celebró la Guerra de Troya que narra Homero. Lo que sí sabemos con certeza es que los griegos y romanos sí creían que este era el lugar exacto, pues así lo cuentan.
En Troya lo que veréis serán ruinas, ruinas y más ruinas. Hay ruinas de murallas de todas las civilizaciones esparcidas por todos los rincones. Aún existe parte del Templo de Atenea greco-romano. Lo que mejor se conserva es, probablemente, las ruinas del Odeón romano, donde se celebraban conciertos.
Aunque no se trate de un lugar especialmente espectacular, las ruinas de Troya desprenden un halo de misterio excepcional y son sin lugar a dudas un lugar de culto y de visita obligada para cualquier amante de la historia.

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