Bethesda Game Studios y su director, Todd Howard, se enfrentan con la quinta entrega de la serie The Elder Scrolls a un nuevo desafío de calidad respaldado por sus dos anteriores obras,The Elder Scrolls IV: Oblivion y Fallout 3, dos enormes y completos exponentes del rol de acción de la actual generación de máquinas. El reto ahora consiste en mejorar aún más el producto seleccionando esencialmente lo mejor de ambos para combinarlo con una ambientación y un apartado técnico sobresaliente.
Nos encontramos ante un producto basado en éxitos anteriores pero que sin duda sentará muchos precedentes. Para quien no conozca la saga The Elder Scrolls hay que decir que lleva revolucionando el mundo del rol virtual desde hace décadas.
El interés que despierta esta última entrega viene marcado por la sensación de libertad. Tan solo imagínense un mundo virtual recreado al detalle, con sus días noches, ciudades, personas, moral... Y en el cual tú eres el protagonista y puedes campar a tu antojo por un mapa de 40 kilómetros cuadrados lleno de vida y sin restricciones.
Los milagros que la tecnología y las compañías del sector están llevando a cabo nos sumergen cada vez más en una realidad virtual que pone los pelos de punta y que se asemeja con peligrosa rapidez al mundo en el que vivimos. De seguir así quién sabe si nuestros hijos acabarán "jugando" con la propia realidad, y vistas las cosas el debate moral que la perfección virtual puede suscitar promete dar mucho que hablar.
Para aclarar las dudas y mostrar un ejemplo en vivo nada mejor que un video en plena acción de la obra de arte de Bethesda:
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