Para todo aquél neófito del saber he aquí una manera de dar un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad. Con Dioses, tumbas y sabios, un clásico entre clásicos, podréis descubrir y tomar conciencia del ser que hay en nuestro interior, que no es más que una ínfima parte de un todo que se escapa a nuestra razón. Y que mejor manera que iluminar tenuemente esa razón descubriendo algunos de los secretos de civilizaciones ya desaparecidas. Gracias a C.W Ceram nos adentraremos en las ruinas de Troya, los tesoros aztecas, la tumba de Tutankamón, Pompeya, Nínive, el Valle de los Reyes, los secretos de la escritura cuneiforme... la aventura de todos nuestros predecesores, esos buscadores de la verdad absoluta e inexistente que hacen que el ser humano desafíe los rigores del desierto, cruce tierras vírgenes o se descuelgue por escarpados precipicios para al fin y al cabo desvelar, venciendo la adversidad y el desaliento, los misterios que esconde nuestro pasado.
Es mi intención recomendar la lectura de este códice del buscador del destino, pues en él podrían encontrarse a sí mismas todas aquellas personas perdidas en su propia existencia, ya no solo por el hecho de conocer sino también por el ejemplo de persistencia que lleva al ser humano a la evolución lenta pero sistemática de su hacer y proceder. Y todo esto por medio de un alemán que cautivo en la segunda guerra mundial no tuvo otra cosa mejor que ponerse a leer sobre arqueología en su celda y escribir este compendio de la lucha por el conocimiento ancestral en 1949. Más que fascinante.
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